Y mi pueblo inclinó su frente
Otra vez Cuba ha rendido homenaje a sus mártires.
Como cada 7 de diciembre, fecha en que cayó en combate el General Antonio Maceo, en 1896, el pueblo de Cuba todo inclinó su frente ante quienes murieron cumpliendo su deber para con la Patria.
En mi ciudad, Las Tunas, a unos 700 kilómetros al este de La Habana, el pueblo se volcó a las calles en una manifestacíón de duelo y respeto, de amor infinito y agradecimiento a quienes han hecho posible a lo largo de la historia, que hoy seamos un país digno, soberano, feliz. Y miles de personas recorrieron las principales avenidas de mi ciudad hasta llegar al cementerio municipal, Mayor General Vicente García, para rendirle tributo a los mártires de Cuba, allí donde descansan sus restos, en el Panteón de los Caídos en la defensa de la Patria, bajo un sol radiante y una mañana como aquella de Punta Brava, lugar donde cayó Maceo en la lucha por la independencia de mi país.
Fueron muchas las lágrimas que se aventuraron por las mejillas de los familiares que nuevamente lloraron a sus muertos. Allí estuvieron hombres, mujeres, niños y ancianos, padres, hijos, hermanos... que hicieron grande a la mañana de tributo, de respeto, de sentimientos puros como esos restos que hoy descansan en paz, bajo el sepulcro limpio de la Patria, a la sombra de la luz que ilumina el mañana de una Cuba sin igual.